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Lecciones de las elecciones en Francia

En el momento en que escribimos no conocemos sino estimaciones sobre los resultados de la segunda vuelta de las elecciones legislativas que se desarrollaron en Francia el domingo 16 de junio.

La primera lección de este escrutinio es la altísima tasa de abstención. Después de la victoria de Chirac el 5 de mayo (habiendo alcanzado 82.15% de los votos, porcentaje digno de una república bananera) obtenida gracias a la movilización de la izquierda y de la extrema izquierda, 39% de los electores se rehusaron a escoger entre la derecha y la izquierda gubernamental. Esta record de abstención es el signo masivo de un rechazo de la clase política después de 14 años de presidencia Mitterrand y 5 años de gobierno Jospin. Es significativo, desde este punto de vista, que Martine Aubry, que estableció las 35 horas, y Robert Hue, que apoyó todas las leyes antisociales, hayan sido derrotados.

La segunda lección de este escrutinio es el número de diputados de derecha electos. Mientras que Chirac no había reunido bajo su nombre sino 19.88% de votos –una pérdida de 632 398 votos con respecto a 1995- y que la UDF había perdido 2 256 670 votos, la derecha debería obtener 400 curules, de las cuales 380 para la UMP (Unión para la Mayoría Presidencial -el exRPR, creado al día siguiente de las elecciones presidenciales) . El partido de Chirac obtuvo por sí solo 65% de las curules, un record histórico desde la creación de la V República en 1958. El escrutinio mayoritario penalizó evidentemente a la izquierda, quien paga caro la derrota de Jospin y su apoyo incondicional a Chirac el 21 de abril.

La tercera lección de este escrutinio es la extrema bipolarización de la representación nacional en detrimento de todas las otras fuerzas políticas. La UMP y el PS realizaron un asalto a los fondos de financiamiento de partidos y agrupaciones representadas en el Parlamento: 45,398 euros por curul obtenida en 2001. La ausencia o la representación marginal de las otras organizaciones políticas pesará mucho durante los cinco años de la presidencia de Chirac pues las fuerzas sociales se expresarán en otro lado y no en un parlamento confiscado. Estas últimas elecciones han abierto una crisis política que se agrega a la crisis económica y social que mina a Francia desde hace 30 años.

Frente a la derrota del PCF y al fracaso del PS, los trabajadores y los millones de desempleados, de pobres y de marginados necesitan un partido que represente sus intereses de clase no solamente en Francia, sino también en Europa y en el mundo. Esta tarea es urgente pues sin respuesta política la clase obrera sabe que pagará muy caro el fracaso de la izquierda gubernamental.

Serge LEFORT
16 de junio de 2002

Traducción : MTB de la UNAM

© Serge Lefort - Desde Coyoacán